7/2020 (7 Marzo) 245
Recorrido:
Casa forestal del molinillo- cortijo de los blanquillos, las
acebadillas - camino, collado y casa forestal de los aserradores-nava y
tranco don antonio-calar de juana-nava de la peguera- hoya del bailaor-
cerrá de las caracolas- collado de las huesas-collado de los
arredraeros-cascadas del guazalamanco-cruce de caminos.
Salimos del aparcamiento que hay en el cruce de camino hacia el Guazalamanco y el camino hacia la casa forestal del molinillo, una vez cogido el desvío antes de llegar al embalse de la bolera.
Cruzando el puente del Guazalamanco llegamos a la antigua casa forestal del picón del molinillo, usada ahora como tiná y nos encontramos con el cruce que lleva a la senda de los pescadores entre otros recorridos, cogemos el de la izquierda que pronto nos adentrara en camino de Mackay, lo seguimos pero hay que abandonarlo cuando más interesante se pone.
Cogiendo un sendero que es muy fácil pasarse, como nos paso y tuvimos que recuperar más abajo, una vez en él lo seguimos está perfectamente trazado, llegamos a vadear arroyo frio y justo enfrente nos encontramos con el camino que va al cortijo de las acebadillas, ya en ruinas, se puede seguir o a cortar por sus terrazas para llegar otra vez al camino de las acebadillas que un poco más arriba hará un giro brusco en un cruce que seguimos a la derecha para subir por una pendiente eso si, por camino bien delimitado también de Mackay que nos llevara hasta la casa forestal de los aserradores y su collado que es una maravilla como lo es su camino sobre todo llegando al collado, un lugar que merece una buena parada.
Seguiremos por el camino de herradura, cruzando el caballo de las águilas hay un pequeño tramo que hay que bordear para sortear los pinos caídos en el camino, los hay bastantes en esta zona, se nota que ya ha esta altura el viento manda y lo comprobaremos un poco más arriba, llegamos a la nava de Don Antonio, un poco más arriba nos espero sin duda uno de los grandes atractivos de esta ruta, un precioso y aun bien conservado tranco de unas cuatro curvas perfectamente hechas, para quien dude esta maravilla de la ingeniería serrana este es un gran ejemplo, a la derecha nos asomamos al terminar el tranco para tener una magníficas vistas.
Abandonamos este camino que le da la vuelta al calar para ir buscando el vértice calar, que está en un pedestal que parece construido a caso hecho a 1842 metros. Nos bajamos del vértice y nos vamos hacia la derecha para pasar por un cortado y después por la derecha de peña Juana.
Bajamos del calar viendo puerto pinillo y las tabletas, asoma parte de la caseta, con pequeños destrepes sin demasiada importancia llegamos a la nava de la pequera, es la segunda vez que paso por este rincón y el que nos espera en la hoya del bailaor que esta vez abandonamos en el primer cruce a la izquierda para pasar por la cerrá del arroyo de las caracolas donde un impresionante tejo ve pasar el tiempo en este rincón que es digno de ver.
Seguimos por el camino pasando por la nava de la lancha del estepar, teniéndolo que sortear en una ocasión por desprendimiento, hasta el collado de las huesas que termina este camino de herradura para coger lo que ahora es una pista, que se construyó encima, aunque un poco más abajo a la izquierda nos vuelve a aparecer el viejo camino que de nuevo cogemos y más abajo vuelve a la pista que también se puede seguir llevando al mismo sitio, aunque claro, estando el viejo camino y no estando mal del todo cogemos esta opción.
Seguimos hacia abajo rodeando el cerro de la yedra o hierba según el mapa y continuando rectos en una intersección que sería la que habíamos abandonado más arriba, pasamos una barrera que corta la circulación de vehículos ajenos al parque hasta llegar a ver el Guazalamanco y enfrente la pista.
En ese punto hay un sendero que seguiremos para ver las cascadas del Guazalamanco que bajan bastante bien de agua, llegamos hasta la presa y cruzamos el arroyo para coger la pista que finalmente nos llevara al cruce donde habíamos dejado el coche.